ABIERTO DE PALERMO.. La Dolfina hace historia: ganó la Triple Corona por segunda vez consecutiva.

Le ganó 14-12 a Ellerstina la final de Palermo; el equipo de Adolfito Cambiaso igualó la marca de Coronel Suárez, que lo consiguió en 1975-1975

¡Histórico! Por donde se lo mire. ¡Impresionante! Desde cualquier ángulo. ¡Una gesta incomparable! ¡Única! La Dolfina logró su objetivo. Había ganado mucha gloria, pero ahora acumuló más todavía. La sensación en caliente es que el último paso de su conquista de la segunda Triple Corona seguida lo dio en un partido muy aburrido. Pero esa sensación pasará con los días, se irá enfriando y entonces se pensará en lo importante: la conquista. Y eso es lo que vale.

Dos horas y 44 minutos tardó La Dolfina en ganar la final del 121er Campeonato Argentino Abierto HSBC , en un apretado 14-12 ante Ellerstina . Sí, casi tres horas de un partido de las mil interrupciones por lesiones de jugadores y de caballos (hasta hubo que lamentar la muerte de una yegua, Anay Sur Cielito, de Juan Martín Nero ). De un encuentro en el que el denominador común fueron las faltas: hubo 47, incluidos cinco técnicos por las excesivas protestas de los jugadores. El partido del año fue el menos atractivo. En la temporada en la que se dejó jugar más, donde menos se jugó fue en la final.

Pero hubo un campeón. Un supercampeón, en realidad. Y su victoria no admite ningún tipo de discusión. En algunos fallos de los jueces, los jugadores de Ellerstina se sintieron perjudicados, pero el esquema es el mismo de lo que sucedió el martes pasado cuando ellos jugaron contra Alegría. Es decir: hubo decisiones de los referís cuestionables, pero lo que no se cuestiona desde ningún aspecto es la legitimidad del campeón.

 A diferencia de lo sucedido en las definiciones de Tortugas y Hurlingham, cuando La Dolfina había sacado ventajas muy rápidas ante el mismo rival, esta vez el arranque del cotejo fue parejo. Y entonces el equipo de Cañuelas fue sacando diferencia de modo imperceptible, como suele hacer. El tablero de a poco empezó a mostrar distancia entre uno y otro. Al tercer descanso se fueron 7-5, y al halftime 9-6. Ese par de goles se mantuvieron hasta el final, porque si algo tiene este equipo de La Dolfina, es que prácticamente no tiene desconcentraciones. Es difícil que tenga chukkers desastrosos. Entonces, cuando asoma la cabeza en una recta como si fuese un caballo de turf, se vuelve inalcanzable.

 Un equipo de corte ofensivo como es Ellerstina, más con la incorporación de Ignatius Du Plessis (de buena labor en la final), hizo sólo 12 goles, nueve de ellos de falta. Solamente tres goles de cancha, una cifra muy baja. ¿Defecto del perdedor? Se prefiere decir lo contrario: ¡enorme virtud del ganador! La Dolfina formado por cuatro talentos extraordinarios que muestran un polo solidario y netamente colectivo. Así ganaron la final. Así ganaron Palermo 2014. Así ganaron dos veces la Triple Corona.

 La mejor imagen de esta afirmación es el premio al mejor jugador de Palermo. Una muy justa distinción para David Stirling , jugador de toda la cancha. Él fue arrastrando a sus compañeros al estilo que hoy muestra La Dolfina. Sin dudas el uruguayo es el menos talentoso del cuarteto, pero en este presente es el que más se destaca. A su esfuerzo le sumó nivel, y así la cuenta de la matemática que impone el campeón queda redonda. Adolfo Cambiaso , Pablo Mac Donough y Juan Martín Nero son talentos extraordinarios que postergan su lucimiento para los beneficios colectivos.

 En la final Stirling fue el motor del partido. Encontró los huecos para defender. Encontró los espacios para convertir goles decisivos. En el sexto, por ejemplo, cuando Ellerstina se puso 9-11 y se venía con garra y actitud. O en el séptimo, cuando de nuevo los Pieres amenazaban con llevar el partido a un desenlace emotivo. Pero no, nada de misterio y suspenso. Pelón y los suyos (¡qué raro suena, pero qué realista es!), controlaron al rival, al juego y al tablero. Mantuvieron la distancia que sacaron cuando el partido buscaba su mitad. Y nunca la soltaron. Nunca.

 En resumen, eso es La Dolfina. Un campeón que no suelta chukers, ni partidos y muchos menos objetivos. Se propuso ganar todo y lo consiguió. Se propuso quedarse con esta final y, pese a que no dio un buen espectáculo, logró lo que tanto anhelaba. El mal sabor del espectáculo frustrado quedará rápidamente olvidado. Señoras y señores, es hora de sacarse el sombrero ante este equipazo. Aplausos para La Dolfina. ¡Hasta que ardan las manos!ß

 

Premio Gonzalo Heguy al jugador más valioso de la final: David Stirling.

 

Premio Javier Novillo Astrada al máximo goleador del torneo: Facundo Pieres, con 38 tantos.

 

Premio Fomento Equino al jugador mejor montado de la final: Adolfo Cambiaso.

 

Premio Gonzalo Tanoira al jugador mejor montado del Campeonato Argentino Abierto: Pablo Mac Donough.

 

Copa Lady Susan Townley al mejor ejemplar de la final: Dolfina Cuartetera, de Adolfo Cambiaso.

 

Premio Tito Lezcano al petisero del mejor ejemplar: Gustavo Fabián Gómez.

 

Premios Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo y Sociedad Rural Argentina al mejor producto jugador inscripto Polo Argentino: Open Chequera, de Facundo Pieres.

 

Así fue la progresión de la final

 

La Dolfina: 2; 4; 7; 9; 11; 12; 14; 14.

 

Ellerstina: 1; 4; 5; 6; 8; 9; 11; 12..

 

Por Carlos Beer | canchallena.com http://www.argentinapoloday.com.ar

Foto: LA NACION  / Rodrigo Néspolo

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